Seré breve sobre este tema.
En primer lugar hablaré sobre conferenciantes. Rara vez encuentro alguna conferencia que aborde temas relacionados con la felicidad, las emociones, el desarrollo personal, etc., impartidas por profesionales de la salud mental. Quizás la excepción sea Marian Rojas-Estapé, que es psiquiatra. Hay una buena cantidad de conferenciantes que provienen del mundo de la empresa y que, tal vez después de leer a Kahneman, se interesaron por los aspectos psicológicos de la economía y fueron leyendo libros relacionados con estos temas y también de autoayuda, hasta que decidieron que ya tenían la preparación suficiente para difundir conocimiento psicológico. ¿Para qué estudiar 5 años de licenciatura o grado en Psicología más los necesarios años de especialización profesional y los de experiencia en el trato de pacientes? Con leer 10 ó 15 libros sobra.
En segundo lugar, viene la atención individualizada: coaches. Se trata de profesionales que, tras haber recorrido un camino pretenden (y consiguen) dar claves a los advenedizos para que su desarrollo profesional sea óptimo, a modo de mentorización. Es una actividad magnífica, no intrusista, y muy pertinente. Pero en ocasiones el ámbito ejecutivo se les queda corto y entran en la mentorización individualizada o coach personal. Una suerte de arreglavidas sin ningún tipo de capacitación para ello. Se han creado una certificación oficial, que de oficial no tiene nada, y son incapaces de explicar qué diferencia su actividad de la del profesional de la salud mental; yo me he documentado, he intentado entender y no lo he conseguido. Eso sí, la gran diferencia es que pueden llegar a cobrar bastante más dinero por su atención.
Es necesario un trabajo largo y constante para adquirir el conocimiento necesario para poder ponerse delante de una persona, descubrir cuáles son sus debilidades, inquietudes, carencias, etc. y proponer soluciones, basadas en la evidencia científica, que les ayuden a ser personas funcionales en todos los sentidos. Tras finalizar los estudios de Psicología (5 años), tampoco tenemos la preparación necesaria y para conseguirla debemos buscar posgrados, másteres, cursos de especialización, o shadowing. Mientras tanto vemos cómo gente sin preparación se pone delante de otras personas a sentar cátedra sobre cómo ser feliz, o cómo superar problemas personales.
- No saben diagnosticar.
- Desconocen cómo detectar patologías.
- Asumen que todas las personas somos iguales y, por lo tanto, un único discurso sirve para todas.
- Dan mensajes contradictorios.
- No tienen colegio profesional que les avale ni seguro de responsabilidad civil.
Absolutamente a nadie le gustaría ser operado por alguien que no haya estudiado cirugía, o vivir en una casa diseñada por alguien que no haya estudiado arquitectura. Creo que habría que limitar y denunciar las prácticas intrusistas en la salud mental para evitar problemas mayores en el futuro.